miércoles, 4 de septiembre de 2013

MANEJANDO FRUSTRACIONES Copyright by Pablo Michelini -

Todos en cierta medida estamos, en determinados momentos, frustrados con asuntos o cosas que nos suceden en nuestras vidas. Siempre será así: si no es una cosa será otra, pero cada día habrán razones por las cuales sentirnos frustrados. Creo haberme dado cuenta desde hace un tiempo que la única diferencia entre una persona y otra está en la manera en que se manejan esas frustraciones.  Todos y cada uno de nosotros tendrá  siempre motivos para frustrarse ...hasta la persona más famosa del planeta detrás de la fachada de éxito, tiene frustraciones. La única diferencia radicará en aquello en lo que nos centremos. Si nos centramos en las frustraciones y no valoramos todo lo otro maravilloso que nos rodea estaremos perdidos. El problema de algunas personas (y el nuestro en algún momento de nuestra vida), es que éstas se centran en lo malo, viviéndolo con una intensidad extrema y casi como hasta disfrutando de ello. Sería algo así como "dejame disfrutar de mi dolor" y eso vivido con demasiada intensidad, hace que la vida sea frustrante. Si no es por una cosa será por otra. Existen un montón de cosas y razones por las cuales uno puede ser feliz  pero resulta que tal vez no se viven con esa intensidad ni se le presta la atención necesaria. Se vive centrado en lo que no se consigue y en los problemas del día a día (que toda la vida existirán) y no se trata de eso porque al final como se dice, la felicidad esta en disfrutar del camino, no en el destino. Tal vez entonces sea que la solución del problema esté en comenzar a ver todo lo maravilloso que te rodea y de lo que has logrado, sea mucho o sea poco y comenzar a disfrutar de cada momento que se vive a diario....disfrutar de una charla con alguien, disfrutar de cada sorbo de un café, del olor al pan recién tostado o de pequeñas cosas que nos llenen.  Dejar de lado lo negativo, vivir día a día, despreocuparte del futuro y que para  lo único que sirva el pasado sea por la experiencia de lo vivido y no volver a cometer los mismos errores, pero nunca arrepintiéndose de las decisiones en su momento tomadas. Al fin y al cabo da igual todo...mientras vos no veas el lado bueno de las cosas siempre tendrás motivos para amargarte porque la vida tendrá, ademas de cosas maravillosas, malos momentos. Sólo hay que saber manejarlos. Si a cualquier persona se le preguntará que  necesita para ser feliz, de nada valdría que ésta dijera su mayor sueño si está centrando y viviendo la frustración de turno, porque aún incluso teniendo las herramientas para ser feliz y lograrlo,  esa persona se seguiría centrando en muchas otras cosas que no le gustan...
 Lo bueno es que sabiéndolo, siempre habrá solución.

martes, 7 de mayo de 2013

NADIE SE CRUZA EN TU VIDA POR AZAR de Paulo Coelho

Las personas entran en tu vida por una
razón,
por una estación o por una vida entera.
Cuando percibas el motivo,
vas a saber que hacer con cada persona.
Cuando alguien está en tu vida por una razón:
... es generalmente, para llenar una necesidad
que has demostrado tener...
ellas vienen para ayudarte
con una dificultad,
proporcionan apoyo y orientación,
ayuda física, emocional o espiritual.
Podrán parecer un regalo de
Diós... y lo son!!
Entonces sin ninguna actitud
errónea de tu parte
o en una hora incierta, esa
persona dirá o hará
alguna cosa para que la relación
llegue a su fin.
Algunas veces, esas
personas... mueren.
Algunas veces, simplemente...
se van.
Algunas veces actúan y te fuerzan
a tomar una posición...
Lo que debemos entender es que nuestras necesidades
han sido atendidas,
nuestros deseos cumplidos
y el trabajo de ellos hecho.
Y ahora, es tiempo de marcharse.
Cuando las personas entran en
nuestras vidas por una estación:
... es porque llegó a su vez de repartir,
crecer y aprender.
Ellas te traen la experiencia de
la paz o te hacen reir.
Ellas te podrán enseñar algo
que nunca has hecho.
Ellas, generalmente, dan una
enorme cantidad de placer...
Créeme!! Es REAL!!!
Pero, solamente por una
estación.
Relaciones de una vida entera...
Enseñan lecciones para toda la vida.
Cosas que debes construir para
tener una formación emocional
sólida.
Tu tarea es aceptar la lección,
amar a la persona
y poner en práctica lo que has
aprendido
en todas tus otras relaciones
y áreas de tu vida.

martes, 20 de noviembre de 2012

UN TURISTA EN PLUTON

(Extraído de 20minutos.es)

Es fascinante que a pesar de todo el mundo siga girando y la gente no caiga, o apenas caiga nadie. Miro a mi alrededor, al borracho que solicita mi taxi de madrugada, al adúltero (anoche subieron dos: un policía nacional fuera de servicio saliendo de un burdel y una mujer casada que insistía sin pudor en invitarme a una copa) y me pregunto cómo harán para soportar sus contradicciones, qué pensarán delante del espejo, en ese preciso instante de acercarse al espejo para desmaquillarse o limpiarse los restos de la espuma de afeitar. O cómo sobreviven algunos al efecto de las drogas, cómo se puede volar tan alto y después caer de pie, sin daños colaterales, sin que te explote la puta cabeza. O cómo sobreviven algunos al desamor, o al ataque irracional de celos, o al “no soy capaz de olvidarte”, o a sufrir esa imagen de ella perforándote el cráneo, día tras noche, noche tras noche, y que no te deje dormir y que los clic, clic, clic del reloj de la mesilla sean ella, y que esa mosca en la ventana sea ella y que si unes los puntos del gotelé del techo salga su rostro o peor, su cuerpo junto a otro cuerpo que no es el tuyo. Es fascinante que existan nuevas mañanas después de cada una de esas noches.

O convivir con la asfixia de no encontrar trabajo, o mirar en verde los números rojos, o aprender de los errores igual que se usa estiércol para abonar la tierra. Es fascinante.

Hay algo, llámalo estrella, que mantiene al mundo cuerdo, pendiente de un hilo que jamás se rompe. Y eso, quieras o no, tranquiliza. Que la inercia demuestre que, en el fondo, nunca pase nada cercano al GAME OVER, tranquiliza, o al menos te hace ver las cosas, la gente, las gárgolas de los templos, los iPads, los anuncios por palabras, el césped, los antidisturbios o el taxímetro con ojos de asombro. Como un turista en Plutón.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

TERRITORIO

El tiempo tambien es un territorio. A cierta edad el tiempo que te quede por vivir será tu único patrimonio. Mientras seas joven no pasa nada si parte de ese patrimonio lo cedes de buen grado a otra persona, si lo malgastas o, incluso, si permites que cualquier idiota te lo arrebate. La vida te dará todavía algunas oportunidades para recuperarlo. Pero cuando el caudal empiece a agotarse no deberás permitir que nadie interfiera, fiscalice o coarte ese tiempo de tu exclusiva propiedad. Cualquiera puede ser rey de ese territorio invisible, solo que para llegar a dominarlo hay que dar un golpe de estado: si pierdes esa batalla ya no serás nadie. Un día, tal vez a causa de una depresión o porque el dedo de un ángel te haya tocado la frente, tendrás la evidencia del valor del tiempo que te queda antes de disolverte en el espacio. Será lo más parecido a una revelación. De pronto, descubrirás un hecho tan simple como éste: que la vida te pertenece a ti y a nadie más. Debes saber que nadie te va a agradecer el haber cedido la soberanía si no fue por tu gusto y placer. Habrás sido un esposo fiel, un padre ejemplar, una hormiga de oro para la empresa y un ciudadano honorable, pero no serás el tipo que un día decidió ser libre, ya que el tiempo también es la libertad. A partir de una edad no intentes volar en un ala delta ni correr los cien metros lisos a menos que te pongan un féretro en la meta. Hay retos más difíciles que uno debe afrontar cuando ya se divisa un gato negro en la línea del horizonte. Dios creó el tiempo, pero dejó que nosotros hiciéramos las horas. Ese pequeño territorio de cada día será imposible de gobernar si el tiempo no es tuyo y no eres tú quien marca las horas para regalarlas y compartirlas con esa clase de personas que te hacen crecer por dentro. Esa dádiva también será tu salvación.

viernes, 22 de junio de 2012

Sin Sueños No Hay Futuro

Por Ricardo Sala-Núñez

Cuenta Jorge Valdano que un amigo del escritor Eduardo Galeano estaba impartiendo una conferencia en una universidad norteamericana. Terminada la exposición, un estudiante preguntó qué era la utopía.
El amigo de Galeano lo explicó con una metáfora: 'La utopía es como el horizonte, uno se acerca diez metros y él se aleja diez metros; avanzamos otros cien metros y él se aleja otros cien metros; volvemos a caminar mil metros y el horizonte siempre está a la misma distancia, ahora mil metros...
' El estudiante, con el sentido pragmático que caracteriza a los norteamericanos y que es tan bueno para algunas cosas, le dijo: '...Pero, entonces, la utopía no sirve para nada' Y el amigo de Galeano cerró la metáfora: '¿Cómo no?, sirve para caminar'.
Efectivamente, sirve para caminar. Los sueños, las visiones, las fantasías, sirven para caminar, ¿hacia donde? Si es rumbo al sueño mejor, pero si no lo es al menos nos moveremos de nuestro sitio.
Nuestra visión deberá incluso contar con eventualidades o descalabros, si llegan éstos serán también parte de nuestro sueño, por lo tanto nos seguiremos moviendo hacia nuestra meta, hacia nuestra visión específica con visión periférica.
Pensar sentado es difícil, corriendo es todavía más difícil, pero no tanto cuando se tiene una visión por compañera. Es difícil pensar y crear futuro sin una visión, sin una meta, sin un destino justificado a través de los medios.
Cuando uno sube a un taxi y el taxista pregunta, '¿a dónde lo llevo?' uno no puede simplemente decir: 'no sé, usted conduzca y haber que pasa'.
Nadie encuentra el éxito sin sentir la pasión de crear futuro. Se empieza con un viaje a la imaginación, con fantasía pura, construyendo el sueño y el anhelo convertido en motivación, emoción y satisfacción. De inicio se trata de un paraíso lejano.
A falta de visión imaginada, a falta de destino final, nos dejaremos llevar por acontecimientos que ni siquiera se encontraban en nuestra mente y tal vez sea muy factible que, si no estamos preparados, ese sueño desaparezca y caigamos.
El líder ve el final del camino, sabe perfectamente a donde va, evita que los acontecimientos lo lleven, y al contrario, él mismo construye los acontecimientos y prefiere su visión como transporte.
El líder visualiza el fin incluso antes de imaginar los medios, sin embargo éstos siempre deben de ser justificados por sus principios y valores humanos y éticos. Es un templo sin ladrillos aún, pero completamente terminado.
El líder inicia su visión como el niño que sueña con ser bombero o astronauta, y tendrá que ser muy valiente, ya que existirán malhechores que se burlen de sus horizontes por lo que tendrá que enfrentar al miedo de sentirse iluso.
El miedo no habita en la casa del líder, si toca a la puerta, habrá que abrirle y despedirlo lo más pronto posible. El niño fantasea y nadie lo tacha de soñador. Al adulto sus fantasías le avergüenzan, como si soñar fuera una regresión infantil, y de pronto y sin darnos cuenta, la vida nos va merendando hasta que nos pide que nos rindamos ante ella.
El líder requiere dosis altas de capacidad para soñar los detalles de su visión. Cuando se visualizan los propios sueños y los vamos construyendo a placer, nos encontramos en ese preciso momento construyéndonos a nosotros mismos.
Es ahí donde inicia la magia.

jueves, 26 de abril de 2012

Preocupaciones para que?

"Vivimos en una época de turbulencias económicas, de incertidumbre y ansiedad. Una de cada dos mesas de menú de mediodía habla de crisis, en dos de cada tres conversaciones de teléfono se habla de despido. Delante de esta situación, más que nunca, todo lo que puedo hacer en lugar de estar preocupado es estar ocupado, dirigir mi pensamiento para realizar buenos análisis, usar mi intuición para tomar buenas decisiones, usar la noches para dormir, mi tiempo libre para disfrutar....y si no lo consigo...¡volver a empezar!" Pau Valdés Piera Director de la agencia Nakami