martes, 20 de noviembre de 2012

UN TURISTA EN PLUTON

(Extraído de 20minutos.es)

Es fascinante que a pesar de todo el mundo siga girando y la gente no caiga, o apenas caiga nadie. Miro a mi alrededor, al borracho que solicita mi taxi de madrugada, al adúltero (anoche subieron dos: un policía nacional fuera de servicio saliendo de un burdel y una mujer casada que insistía sin pudor en invitarme a una copa) y me pregunto cómo harán para soportar sus contradicciones, qué pensarán delante del espejo, en ese preciso instante de acercarse al espejo para desmaquillarse o limpiarse los restos de la espuma de afeitar. O cómo sobreviven algunos al efecto de las drogas, cómo se puede volar tan alto y después caer de pie, sin daños colaterales, sin que te explote la puta cabeza. O cómo sobreviven algunos al desamor, o al ataque irracional de celos, o al “no soy capaz de olvidarte”, o a sufrir esa imagen de ella perforándote el cráneo, día tras noche, noche tras noche, y que no te deje dormir y que los clic, clic, clic del reloj de la mesilla sean ella, y que esa mosca en la ventana sea ella y que si unes los puntos del gotelé del techo salga su rostro o peor, su cuerpo junto a otro cuerpo que no es el tuyo. Es fascinante que existan nuevas mañanas después de cada una de esas noches.

O convivir con la asfixia de no encontrar trabajo, o mirar en verde los números rojos, o aprender de los errores igual que se usa estiércol para abonar la tierra. Es fascinante.

Hay algo, llámalo estrella, que mantiene al mundo cuerdo, pendiente de un hilo que jamás se rompe. Y eso, quieras o no, tranquiliza. Que la inercia demuestre que, en el fondo, nunca pase nada cercano al GAME OVER, tranquiliza, o al menos te hace ver las cosas, la gente, las gárgolas de los templos, los iPads, los anuncios por palabras, el césped, los antidisturbios o el taxímetro con ojos de asombro. Como un turista en Plutón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario